Quienes amamos el buen vino, sin duda gustaremos de esta experiencia memorable. De las mejores que puedes encontrar en Estados Unidos. Es un elegante tren con vagones antiguos de lujo, barras de catación o tasting de vino y un restaurante gourmet Champagne Vista Dome el cual tiene un exquisito menú, diseñado y ejecutado por un servicio de primera, para complacer a exigentes paladares. Esta fue mi experiencia…

Si te encantan los vinos del Valle de Napa, esta es una experiencia que debes vivir al menos una vez en la vida. Está diseñada para disfrutar de excelentes vinos, comida gourmet y un ambiente de piano, con atención personalizada del servicio de un tren perfectamente preservado, que te lleva a recorrer los más antiguos y mejores viñedos del área. Es el Tren del Vino, del Valle de Napa.

Viernes 7.30 a.m. 

Salí del Pier 1, en el Puerto de San Francisco, desde donde me esperaba un yate privado para llevarme a Napa. Una mañana fría, la luz y neblina caían como un velo de novia sobre el agua de la Bahía de San Francisco. Poco a poco la ciudad que se iba alejando se dejaba ver. La vista es brillante y energizante por los colores del azul del agua y las montañas de fondo. Había mucha paz y energía positiva alrededor. Fueron 45 espléndidos minutos de viaje acuático a gran velocidad.

Llegué al puerto de Vallejo, desembarqué y me esperaba un vehículo para llevarme a la Estación del Tren del Vino, eran otros 45 minutos más o menos y desde mi asiento miraba como poco aparecían los viñedos, los globos aerostáticos ya bajando del cielo. Estaba en un valle tranquilo y abierto para explorar.  A las 09.15 a.m. estaba en el lugar.

Listos para abordar 9.30 a.m. 

Inicia el registro y debes abordar. El viaje relajado puede empezar temprano. Y la primera copa de espumante o tinto para relajarte te será servida antes de salir de la estación.

Estarás arriba del tren y te llegará una copa más de espumante acompañada de una crepa de limón y mascarpone, con bacon rostizado y sobre una base de huevos y salmón con crotones. Y así el ritmo irá subiendo, en dependencia del paquete que hayas decidido comprar. 

El bar, el tren y el ambiente

El tren está diseñado para que lo recorras de un lado a otro. Vete a la parte delantera y al balcón trasero. Hazte fotos. Mira el valle y sus viñedos. Explóralo. Disfruta la música. Y deja tiempo para ir al Cabernet Sauvignon Lounge Car, el área de degustación del tren, donde un sommelier te explicará los diferentes tipos de vinos de Napa y porqué son únicos. 

El tastin wine… 10.30 a.m. 

Empecé mi degustación con espumante, luego vino un Chardonnay y pasamos a un Sauvignon Blanc. galletitas, agua y cambiamos a un Merlot Reserva. Y ya cabezón por el efecto del vino, concluimos con un Reserva Especial de Cabernet. Delicioso y relajado. 

La ruta y los viñedos  11.15 a.m. 

El tren sale de Napa, rumbo a Santa Helena, luego se regresa. Es una única línea de ida y vuelta. Si reservaste bajar a los viñedos, después del restaurante harás tu primera estación. Podrás tomar fotos, conocer del tour de la finca y por supuesto, hacer más degustaciones, luego el tren volverá por vos e irás nuevamente al restaurante a degustar un nuevo platillo. Y así sucesivamente. Si sólo tienes boleto para el tren, irás en un solo recorrido que llegará hasta Santa Helena y luego el tren retornará rumbo a Napa. Ese será el momento para que puedas ir a almorzar. 

El domo y el menú 12.30 p.m. 

Y es tiempo de comer en el Champagne Vista Dome, un restaurante de lujo. Flores naturales, música clásica de fondo y una vista de vidrio de la cocina con el chef y su staff. Tendrás la opción de seleccionar el menú. Mi entrada fue un salmón del Pacífico, con un toque jalapeño y una vinagreta de albahaca morada y una copa de espumante. Un cambio y llega el segundo plato de carne tenderloin con hongos porcini, acompañados de puré y vegetales silvestres, con vino tinto reserva. Para el postre, un volcán de lava de chocolate con helado de vainilla, más vino espumante y al final café. 

Cerca de las 2.00 p.m. mi viaje concluyó y tuve tiempo de caminar la ciudad de Napa por un par de horas más. A las 4.00 p.m. volvieron por mí para ir al puerto. Me llevaron de regreso, tomé el yate a San Francisco. Oscureció temprano, pero la luz de la ciudad nocturna me empezó a cautivar nuevamente. Había sido un día largo… pero encantador porque amo los vinos de Napa. 

A las 6.30 p.m. llegué al hotel, me bañé y me alisté para volver a salir y conocer San Francisco de noche. Esta vez iría al Súper Club, un antro bizarro de Drag Queens, con unos viajeros peruanos que conocí en el tren del vino y venían de la misma convención de turismo donde yo estaba. Fue genial.